Columna de consejos: estudiar literatura, ¿una opción si me apasiona leer?

Cuando comencé a estudiar Literatura Comparada en el 2015 no estaba muy segura qué significaba estudiar literatura ni mucho menos entendía completamente por qué era comparada. En realidad, llegué a ese programa por cosas del destino y el plan era comenzar por allí, ver de qué iba y si no funcionaba, cambiarme al programa de psicología. Sin embargo, me encontré con mis clases de humanidades y de literatura y supe que había encontrado mi perfect match profesional. Seis años después, me encuentro haciendo un doctorado en Estudios Hispánicos y no puedo imaginar mi vida sin todas las herramientas que mi carrera me ha regalado. 

Una de las cosas que me ayudó en todo este proceso fue sentarme a hablar con alguien que conocía el programa y vivía de eso. En las ferias de universidades en las que participé en mi último año escolar había una oferta limitada de programas de humanidades (si es que siquiera existían). Era casi como si no fuera una opción. No obstante, cuando les dije a mis padres que me llamaba la atención un programa de literatura, consiguieron una persona con la que pudiera sentarme a hablar. Fue esa oportunidad la que me permitió derribar el gran mito de que si estudias humanidades, vas a morirte de hambre. Si bien es cierto que una carrera de humanidades tiende a no ser tan bien pagada como una carrera en ciencias, sí se puede “sobrevivir” con un título en literatura. Todo esto para decir que me hubiera gustado escuchar más experiencias antes de tomar aquella decisión y darme cuenta de que había un mar de opciones para mí. 

En gran parte ese es el propósito de este texto, compartir un poco la experiencia que tuve estudiando literatura comparada. Son muchas las cosas que aprendí durante esos años de bachillerato, pero me concentraré en las tres cosas que para mí son fundamentales.  

1. “¿Eso se estudia? ¿Qué haces allí? ¿Leer nada más?”. Estas son algunas de las preguntas que recibo cuando menciono lo que estudio. Me divierto cada vez que veo sus rostros diciéndome esto porque me imagino lo que posiblemente está ocurriendo en sus mentes y la imagen básica que aparece es de mí, encerrada en una biblioteca simplemente devorando lectura tras lectura. No están muy alejades de la verdad, pero estudiar literatura también involucra muchas otras cosas que no voy a poder explicar por completo en estas líneas. Leer para hacer crítica literaria es algo muy diferente a leer por entretenimiento. Desarrollar un pensamiento crítico es necesario para hacerle preguntas al texto, para cuestionar qué visiones del mundo expone, cómo aporta a la historia de la humanidad, qué lo hace legible. Además, necesitas un pensamiento creativo para encontrar esas respuestas en el texto. No hay crítica literaria sin una nueva producción textual, ya sea un ensayo o un texto creativo, es importante que se le dé continuidad a ese diálogo que abre el texto. Así, la crítica literaria se convierte en conversación con un libro.

2. “¿Te gusta leer mucho, entonces?”: esta es otra reacción típica. Tampoco es incorrecto, pero va más allá. A mí me encanta leer y creo que si no te gusta leer tienes muy pocas probabilidades de tener éxito en una carrera de literatura. Para mí, es uno de los requisitos fundamentales para escoger esta carrera porque ciertamente vas a tener que leer un montón. Incluso, muchas veces vas a tener que leer cosas que no te gustan o que no entiendes para nada. Además, cuando estás estudiando esta carrera, la cantidad de textos que tienes que leer en un semestre es, muchas veces, abrumadora. Hay semanas en las que lo único que haces es leer y leer y leer y leer, así que no solo tiene que gustarte, tienes que apasionarte de tal forma que puedas ser esa criatura encerrada en un cuarto, devorando página tras página. Así que cuando digo que “sí, me gusta leer mucho” es porque puedo pasar horas con un libro que no me gusta o que no comprendo, haciéndole preguntas y tratando de encontrarme en él, de ver el mundo a través de sus palabras, de construirle un sentido que me ayude a entender la humanidad que lo produjo y la que me produce a mí. 

estudiar literatura

3. “Así que quieres ser escritora, ¿no? o ¿profesora?”: Esta es una de mis favoritas. Sí, me gusta la escritura creativa y la academia. En realidad, siempre he sabido que entré al mundo de los libros por la escritura más no por la lectura. Comencé a leer cuando me di cuenta de que escribir me ayudaba a comprender mejor mis experiencias. Fue escribiendo que descubrí el potencial y el poder que tienen las palabras. Sin embargo, estudiar literatura no significa que vas a convertirte en escritora, y no son esos los únicos caminos que puedes seguir. Con respecto a esto último, estudiar literatura te permite seguir diferentes carreras profesionales como la edición, el periodismo, la interpretación, la preparación para ser bibliotecarie y muchas cosas más. Seguir en la academia y convertirse en profesore no es la única opción que se ofrece. 

Con relación a ser escritora, en mi experiencia personal estudiar literatura me ha ayudado a ser más crítica con mis propios textos, pues me ha invitado a ser más consciente de mis procesos creativos. Sin embargo, también me ha hecho cuestionarme qué tan buena soy escribiendo y si en efecto tengo algo nuevo que decir. Cuando pasas tanto tiempo leyendo a otras personas puede ocurrir que no te veas entre ellxs, que sientas que no perteneces a esa tradición o que no tienes algo nuevo que decir. Esos momentos de duda siguen existiendo para mí, pero también he aprendido que leer me da herramientas para enriquecer mi escritura. Como diría Borges, “Cada lenguaje es una tradición, cada palabra, un símbolo compartido; es baladí lo que un innovador es capaz de alterar” (prólogo de El informe de Brodie). Así, uno de los mayores regalos que me ha dado la literatura es la posibilidad de insertarme en un diálogo que se extiende por siglos no sólo desde la crítica literaria, sino también desde mi propia producción textual. 

Para todas las personas que creen que estudiar literatura es fácil siempre les diré que no lo es. Para todes les que creen que solo se lee y se escribe para decir qué nos gustó del libro y qué no, les digo que están equivocades. La literatura, como las humanidades, tiene mala fama porque exige ejercitar el pensamiento. Es una actividad continua de observar, leer y cuestionar al mundo y, por ende, también hay cierta labor de cuestionamiento personal que surge allí. No basta con que te guste leer, sino que debes estar diespueste a exponerte a otras formas de pensar, ser y habitar este mundo.